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sábado, 1 de julio de 2017

Propósitos; grandes ideas para pequeñas voluntades…


Como todos los años que inician, nos atrevemos a tomar papel y lápiz y seriamente, empezamos a pensar sobre nuestras limitaciones y las posibilidades de que la situación cambie positivamente, hasta que nos hartamos de no ver tan siquiera, un cambio en nuestras propias vidas.
Este año si, bajaré ésta timba de 30, 40 o 50 libras, ya no comeré mis 60 hamburguesas al año, mucho menos comeré mis cuatro pedazos de pizza y pastas en las reuniones con los amigos para ver los partidos de futbol, dejaré de beber y de fumar, ya no me estaré sentado la mayor parte del día, subiré las gradas, leeré, terminaré mi carrera, iré al gimnasio, me levantaré a las cinco de la mañana, correré cinco kilómetros, mejor dos para no exagerar, ya no me desvelaré… etc. Etc.


Miramos a nuestro alrededor y en nosotros mismos, las enormes imposiciones que nos trazamos, como un castigo severo de lo que no hemos logrado en lo muchos años anteriores… “Ahora SI” es la frase que empezamos a predicar, con nuestros seres queridos y tratamos a toda costa de hacer negociaciones con los demás para apoyarnos en lograr dichos propósitos.  ¿Vamos a correr mañana de madrugada? Llenos de emoción y vanas palabrerías, contestamos: Está bien, solo que no a las cinco de la mañana, sino a las siete, para que no lo sintamos tan pesado… Y acomodados en el horario, lo empiezan a ver como cuesta arriba y dando marcha atrás, decimos: “Mejor mañana no, pues fíjate que me tengo que hacer unos exámenes… Mejor la otra semana retomamos la idea” y es precisamente cuando se rompe el ímpetu de iniciar las cosas nuevas de un año que ya inició y no deja de avanzar…


Amigos, somos nosotros mismos, los que atosigamos y asfixiamos nuestros propios propósitos y el problema real no está en la enorme lista de cambios por hacer, el problema está en fortalecer nuestra propia voluntad, que es lo que deberíamos tener como el propósito de los propósitos, pues no se trata de pretender una larga lista de imposibilidades, se trata de empezar, por lo que más nos lastima o incomoda que al final, no se trata de tiempo, ni de años nuevos, se trata de quererlo hacer.


Dios pone el querer, como el hacer…  Y no es mala idea empezar un nuevo año, con un corazón agradecido ante nuestro Creador, por la vida, el amor, la salud y las ganas de vivir.  Ore, comuníquese y pida ese cambio para su vida.  Replantee su situación, dese a mejorar su situación existencial, corrija lo que tenga que corregir y no siga viviendo en la misma necedad del año anterior y no olvide que al necio, hay que dejarlo en su necedad, hasta que él mismo decida, cuando quiere que venga el cambio.  Que su voluntad sea plena, para tener la fuerza necesaria, para cualquier cambio que quiera generar en su propia existencia.  Feliz año que ya dejó de ser nuevo.


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