A medida que uno avanza en la vida y el chiste que todos vivimos, se va tornando lentamente en una verdadera mala educación, situándonos en lo que pareciera una nación de ingenuos, locos, inconscientes y sobre todo una nación de gente incorrecta que solo vive en el ensueño de la ambición, la envidia y el egoísmo.
El irrespeto e irreverencia hacia la vida, no solo por el torpe criminal que se siente poderoso al portar un arma, para quitarle el sustento al semejante, sino por aquéllos descarados que abandonan a los hijos, padres, ancianos y perros, para que sobrevivan como quieran, hace que el lugar donde vivamos, sea el peor de los infiernos y nosotros lo percibimos como una somera cosa de la vida y hasta pensamos que la vida así es y que la tenemos que entender de la misma manera.
Un anciano sano, que se abalanza sobre un asiento disponible, ganándole a una señora embarazada, con un niño y bolsas de mercado a cuestas, nos dice mucho de lo que éste gran patán nunca aprendió, ni tampoco nunca enseñará, pues no comprende ni la idea, ni el valor. Un borracho prepotente y abusivo, que ha despilfarrado el sueldo y el gasto de su casa y de su propia familia y llega con gritos y exigencias que lo atiendan, como un gran señor, demuestra un total desconocimiento de la riqueza que se está perdiendo y el resentimiento que se causa en la siguiente generación. El joven de hoy, el gran experimentador, pero no en valores, sino en drogas, alcohol, tabaco y aberraciones, con la estupidez de convertirse en todo, de todo y por todo, que no lo hacen menos ni más, pero si con un futuro más incierto por esa libertades tomadas, amparadas e inducidas por comerciantes del horror… ¿Y qué podemos decir de los niños? Una ingenuidad bondadosa que se convierte en maldad, gracias a lo que se vive alrededor de la vida. Usándolos en la explotación social, laboral, sexual y criminal, que nunca comprenderán del porqué de la vida y su existencia.
No hay respeto por las autoridades, ni tampoco éstas demuestran ninguna de las bondades para con el pueblo. Corrupción, vicio, ambición desmedida; unos porque la hacen y otros, porque no tienen la oportunidad de hacerla y que si la tuvieran, resultarían peores que los presentes.
No comprenderemos, ni tampoco trascenderemos, mientras nosotros mismos no fomentemos el arte de las buenas costumbres, para no dejar pasar éste tipo de detalles en nuestra sociedad, pues nuestro buen actuar, tiene que ser batallador y un ejemplo edificante.
Una interminable lista oscura, que resultan siendo un chiste de mala entraña, con grandes carcajadas, en los velorios de las víctimas culpables e inocentes, que nos dejan acariciando un terrible dolor, dónde tampoco tendremos respuestas, ni lecciones aprendidas.
Quisiera concluir con el último, pero no menos importante de dicha lista; nosotros no seremos una nación rica y trascendental, mientras existan imbéciles que juntamente con sus hijos, se den a la tarea de abandonar en las calles a su propia mascota y que nosotros mismos, no podamos hacer algo por normar esa monstruosa acción. ¿Si contamos con esa mala acción, qué podemos esperar con todo lo demás que nos hace mal educados?
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