Los costumbristas y los que viven de ello, una fórmula para existir.

La bulla, siempre será apreciados lectores y las fiestas siempre estarán y las habrá para todo y para cualquier pretexto. Por Antonio Moran del Cid Como las modas y las costumbres, van año con año, ajustando a todo tipo de ciudadanos, que se sienten en el ambiente del festejo. Unos que celebran y otros que ayudan a celebrar, pues es la fórmula del tiempo para poder existir. Unos que viven de un recuerdo que ya pasó, otros que dejaron su memoria en un pasado que los reconforta, y otros más que cómodamente se van estacionando en la añoranza de un tiempo, un lugar, un momento del que ya no se volverá a vivir. Pretexto real, para promover un escenario de negocios, adecuados a cualquier tipo de gusto, antojo o pesar, pues para todo hay y lo que se espera, que todas esas vivencias, recuerdos o añoranzas, penetren no solamente en el alma y corazón clientelar, sino en su propia economía y para ello, existen los adornos, los disfraces, las vestimentas, los colores, comidas y sabores, que representan el bienestar de épocas lejanas o alejadas de las situaciones de la actualidad, que nos hacen suspirar o añorar, épocas reconfortantes de un bienestar seguro y casi olvidado con nuestros seres queridos que ahora se apostaron como nuestros antepasados. El eterno juego de la economía y nuestros recuerdos dentro de una sociedad que vive de sus normas y sus costumbres y no vivirlo en comunidad, hace que el sentido de pertenencia, cada día sea menos y la exclusión se hace más grande, a tal punto que nuestros propios recuerdos se convierten en el ensueño de nuestra propia existencia que el tiempo ha empezado a borrar de la misma realidad. Al final, amigos, es el eterno juego de las costumbres y tradiciones que nos imbuyen de un optimismo comunitario que nos invitan a vivir un costumbrismo entre amigos, familiares, vecinos, visitantes y extraños, que nos fomentan la oportunidad de hacer y generar recuerdos para la vida y la vida de los demás. Una vida, un recuerdo, una vivencia entre todos para poder vivir, para poder estar y tratar de celebrar un calendario que pronto recordaremos.