Despojados de toda dignidad…

Despojados de toda dignidad…

Luego del aberrante escándalo provocado por el criminal acto de la cooptación al Estado, el país entero se ha visto desnudo en su propia realidad y en la terrible necesidad, pero sobre todo, afectados en su misma dignidad, tanto en su moral, en lo espiritual y en los males que trae una economía debilitada y ambiciosamente abusada durante mucho tiempo atrás.

Este acto vandálico, que dejó vulnerable la riqueza de todo un país, evidencia sutilmente, lo débiles que podemos ser, cuando somos presas de una maquinación perversa, que con muchas mentiras y engaños, todos se convirtieron en cómplices de una descabellada ambición que afecto a todos los sectores de una nación y la mentira se convirtió en un monstruo que ya no se pudo esconder.

El camino que nos toca recorrer, para alcanzar la moralidad, la confianza y la credibilidad, no se logra con ingenuos discursos que suponen un convencimiento y adormecimiento de lo que en realidad ha pasado.  Es necesario entonces, no solo palear las urgentes necesidades del país, sino también, ajustar en todo sentido los pormenores legales, para que la justicia se cumpla y no nos veamos sumergidos en estrategias y juegos legales, que aprovechándose del retardo, el tiempo y el manipuleo de lo legal, empiece a desaparecer la verdad de los hechos.

Aquí, lo que hubo fue el abuso total  de la dignidad nacional y los que la propiciaron, están en el juego eterno de la presunción de inocencia y luchando por desligarse de los cargos, pero el problema también está, en las instituciones aduladoras, que no saben cómo actuar y su posición entre el a favor o en contra, no termina de posicionarse, según el estado del tiempo.  Eso nos hace a todos un país de ingenuos.

¿Recobrar nuestro digno nombre? que se exija a las instituciones gubernamentales y no gubernamentales, a las entidades públicas y privadas, nombrar nos gratas a las personas causantes de todo este vergonzoso  abuso de poder y que  determinen su rechazo para todos estos criminales, incluyendo a sus defensores. No me explico la idea de recuperar nuestros valores, si el mismo ejercito contribuyó con un General, Un Ministro de la Defensa y otro de Gobernación y ellos siguen sin pronunciarse, así como las demás instituciones de la iniciativa pública y privada, que hasta el momento siguen enmudecidos, sin ninguna dignidad, para pronunciarse y dejar en claro su situación, ante tal vergüenza.

¿De qué dignidad estamos hablando? ¿Cuál es la moral tributaria que tenemos que recobrar, si sabemos que todos están presos, en la jugada legal?

Dignidad señores, es lo que nos hace falta…