Allegro,
es un cachorro Schnauzer tipo mediano, de color sal y pimienta, que ya
cumplió en este momento, 18 meses de vida y cada día que pasa, ha ido
conquistando espacios que para él son esenciales como la sala, las
habitaciones, el estudio y prácticamente todo, incluyendo la conquista
del corazón de mi Esposa y el mío.
Por Antonio Moran del Cid
Se
hizo parte de la familia, casi de inmediato y el perrito tímido y
tembloroso de antes, se convirtió en el guardián travieso y cariñoso,
que cualquier persona quisiera tener. Es educado, juguetón, curioso,
colaborador y muy exigente, eso quiere decir que todas sus actividades
las tiene programas, como si fuera un reloj suizo y esa agenda, es
inevitable de cumplir.
Este familiar de cuatro patas, vino a nosotros como un regalo, luego de mi experiencia de salir de una enfermedad e intervenciones quirúrgicas en el hospital… La tarea no era sencilla y volver a empezar, tampoco lo era y era necesario, volver a retomar el camino de la salud con una dinámica de ejercicios y una entereza por la vida, para no sufrir otros males, ni tampoco caer en esos terribles niveles de depresión.
Este familiar de cuatro patas, vino a nosotros como un regalo, luego de mi experiencia de salir de una enfermedad e intervenciones quirúrgicas en el hospital… La tarea no era sencilla y volver a empezar, tampoco lo era y era necesario, volver a retomar el camino de la salud con una dinámica de ejercicios y una entereza por la vida, para no sufrir otros males, ni tampoco caer en esos terribles niveles de depresión.
Nuestro
Allegro, de inmediato adoptó a mi Esposa como su mamá humana y a mí,
como el paciente que tenía que atender siempre, en todo momento, creando
en su agenda natural, el salir a caminar conmigo, los siete días de la
semana, tres veces por día… Cuando yo no tenía ninguna intención de
salir, me lo encontraba sentado frente a mí, con esa tierna mirada que
ponen los perros, cuando están viendo un hueso y al final, lograba que
le pusiera su arnés y la correa para llevarlo al parque del condominio.
Un parque precioso con áreas deportivas, rodeado de bosques naturales
de aproximadamente diez manzanas de terreno. Su paseo, consiste en
recorrer todo el entorno, caminando, corriendo, husmeando y rastreando
todo tipo de cosas, metiendo su nariz entre las hojas y la grama,
tratando de cazar alguna ave o mariposa, que sin lugar a dudas, cuando
llega a ellas, solo se encuentra un rastro de viento fugaz, que dejaron
sus amigos voladores. Nos sentamos por momentos, para recuperar el
aliento y continuar con el propósito de hacernos más fuertes y más
veloces que cualquier pájaro.
Y
claro, no podían faltar los amigos perrunos, que se acercaban, unos
corriendo y otros tomando sus distancias, mientras se convertían en
amigos y formaban una jauría, que en momentos era grande y en otros se
desaparecía, como había venido. El nombre extraño de nuestra mascota
Allegro y sus varias cualidades, se hizo en poco tiempo muy popular en
el lugar y tanto los perros como los niños y los padres de ambos,
empezaban a mencionar el nombre de nuestra mascota, alrededor de todo el
parque. Corría y jugaba con niños, iba tras la pelota, subía
correteando las pequeñas montañas de tierra y grama, se conocía los
vericuetos de los bosques y cuando se cansaba de marcar todo el
territorio, se preparaba para llegar con sus amos y sumisamente se
dejaba poner la correa, para volver a casa.
Luego de sacudirse
unas cuantas veces y recibir su cepillada y beber agua en abundancia, se
proponía a comer su concentrado y alguna otra cosa que pudiera
conseguir por medio de sus encantos… Eso significa, ponerse enfrente,
poner su rostro en la rodilla de uno y otras veces menos delicado, era
rascar el codo de los amos para lograr su cometido de un bocadito más…
Lo
preocupante era, que empezaba a rascarse con más frecuencia y empezamos
a encontrarle pulgas y alguna que otra garrapata y eso nos desmotivaba
para continuar con la terapia y ejercicio y todas las actividades al
aire libre que ya veníamos desarrollando por varios meses. Entonces, la
espulgada y la vigilancia, ya se hicieron más detenidamente, pues
sabíamos que todo el parque estaba infestado de éstas plagas de
minúsculos enemigos para la salud.
De inmediato averiguamos las
posibilidades de jabones, líquidos, polvos y cualquier producto que
coadyuvara contra todos estos bichos, pero siempre era un problema su
uso y sus efectos secundarios. Nos dispusimos a buscar un collar anti
todo, pero el olor parecía insufrible. Su baño empezó a ser cada ocho
días, con vigilancia diaria y ahí estábamos con esa des coyuntura.
Un
día recibimos la invitación, por parte de la Agencia P&P, que le
lleva las Relaciones Públicas a Bayer y providencialmente, era para el
lanzamiento del collar de Seresto, un collar indoloro, creado
especialmente para velar por la salud de estos tetrapatunos, eliminando
en el término de dos horas, cualquier bicho que pretendiera invadir el
pelaje de las mascotas y con una duración de ocho meses. Luego de una
serie de preguntas y varias respuestas acertadas, vi las buenas
posibilidades de dicho producto. No me imaginaba que me darían un
collar como obsequio. El collar, de color gris, elegante, con botones
refractarios, para los paseos nocturnos, ajustables, hicieron la vida de
nuestro Allegro, más fácil y feliz, ya que durante ocho meses, el
producto hizo su tarea, no hubo efectos secundario y estuvo probado,
durante todo ese tiempo, todos los días de esas treinta y dos semanas y
por supuesto, el presente artículo, es para agradecer a Bayer la
oportunidad de conocer sus productos, que por muchos años, hemos sabido
que son Buenos.
Saludos cordiales.
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